El Papa comenzó el día de hoy en Londres reuniéndose por la mañana con el Primer Ministro, David Cameron; con el Vice Primer Ministro, Nick Clegg y con el “Acting” Líder de la Oposición, la Sra. Harriet Harman. David Cameron es el primer ministro desde el 11 de mayo de 2010, cuando su partido conservador ganó con el 36.1% de los votos. Debido a que este partido no obtuvo la mayoría para la formación del gobierno, tuvo que hacer una alianza con los Liberal-Demócratas, cuyo líder Nick Clegg asumió el cargo de Vice-Primer Ministro.
Más tarde el Papa se dirigió a la Catedral de Westminster del Preciosísimo Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, para presidir la Santa Misa Votiva de la Sangre de Cristo. En la ceremonia estuvieron presentes el Arzobispo de Westminster, Vincent Nichols, miembros de la curia local y más de 240 sacerdotes (incluyéndome). También acudieron líderes de otras denominaciones cristianas (como el Arzobispo de Canterbury), líderes civiles y políticos tal como el ex primer ministro Tony Blair.
Más tarde el Papa se dirigió a la Catedral de Westminster del Preciosísimo Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, para presidir la Santa Misa Votiva de la Sangre de Cristo. En la ceremonia estuvieron presentes el Arzobispo de Westminster, Vincent Nichols, miembros de la curia local y más de 240 sacerdotes (incluyéndome). También acudieron líderes de otras denominaciones cristianas (como el Arzobispo de Canterbury), líderes civiles y políticos tal como el ex primer ministro Tony Blair.
Durante su homilía el Papa habló del sacrificio de la cruz y de la Sangre de Cristo, indicando como los miembros de la Iglesia siguen participando en su pasión: “Por Cristo, con Él y en Él, presentamos nuestros cuerpos como sacrificio santo y agradable a Dios (cf. Rm 12,1). En este sentido, nos asociamos a su ofrenda eterna, completando, como dice San Pablo, en nuestra carne lo que falta a los dolores de Cristo en favor de su cuerpo, que es la Iglesia (cf. Col 1,24). En la vida de la Iglesia, en sus pruebas y tribulaciones, Cristo continúa, según la expresión genial de Pascal, estando en agonía hasta el fin del mundo (Pensées, 553, ed. Brunschvicg)”.
Este misterio, dijo el Papa se manifiesta en los mártires de todos los tiempos, pero también en los que hoy en día sufren discriminación a causa de su fe cristiana; se incluyen también los que sufren y unen ese sufrimiento al Señor, para la santificación de la Iglesia, este es el caso de los enfermos, ancianos, discapacitados. El Papa incluyó en esta categoría a los menores que sufrieron abusos por miembros de la Iglesia y dijo: “Por encima de todo, quiero manifestar mi profundo pesar a las víctimas inocentes de estos crímenes atroces, junto con mi esperanza de que el poder de la gracia de Cristo, su sacrificio de reconciliación, traerá la curación profunda y la paz a sus vidas. Asimismo, reconozco con vosotros la vergüenza y la humillación que todos hemos sufrido a causa de estos pecados; y os invito a presentarlas al Señor, confiando que este castigo contribuirá a la sanación de las víctimas, a la purificación de la Iglesia y a la renovación de su inveterado compromiso con la educación y la atención de los jóvenes. Agradezco los esfuerzos realizados para afrontar este problema de manera responsable, y os pido a todos que os preocupéis de las víctimas y os compadezcáis de vuestros sacerdotes”.
El Papa también invitó a los laicos a llevar a cabo su misión en la Iglesia que se expresa de manera clara en el testimonio que dan en la sociedad: “Cuánto necesita la sociedad contemporánea este testimonio. Cuánto necesitamos, en la Iglesia y en la sociedad, testigos de la belleza de la santidad, testigos del esplendor de la verdad, testigos de la alegría y libertad que nace de una relación viva con Cristo. Uno de los mayores desafíos a los que nos enfrentamos hoy es cómo hablar de manera convincente de la sabiduría y del poder liberador de la Palabra de Dios a un mundo que, con demasiada frecuencia, considera el Evangelio como una constricción de la libertad humana, en lugar de la verdad que libera nuestra mente e ilumina nuestros esfuerzos para vivir correcta y sabiamente, como individuos y como miembros de la sociedad”.
Al final de la Santa Misa el Papa dirigió un saludo a los jóvenes que estaban congregados a las afueras de la catedral. Y posteriormente acudió a una de las capillas laterales para orar y prender un cirio ante la figura de Nuestra Señora de Cardigan, que fue transferida desde la Catedral de Gales hasta Londres con el objetivo de que el Papa mostrara su cercanía con el pueblo de Gales, que en esta ocasión no pudo visitar.
Por la tarde el Papa acude a la casa de cuidados para enfermos y ancianos “St Peter’s Residence”, y más tarde se traslada a la vigilia de oración con motivo de la beatificación del cardenal John Henry Newman.