Ciudad del Vaticano. 22 de abril de 2011. Benedicto XVI presidió hoy por la tarde en la Basilica de San Pedro, la pasión del Señor, una ceremonia que recuerda la pasión y muerte de Jesucristo. El Padre Raniero Cantalamessa, predicador de la casa pontificia, pronunció la homilía en la que habló del significado del sufrimiento humano y se refirió a las recientes tragedias como la de Japón. El dolor humano, dijo, Canatalamessa, no tiene respuesta, ¿que podemos ofrecer a los que sufren y no creen?, se preguntó: “Podemos sufrir con quien sufre, sufrir y llorar en particular por el pueblo japonés. Los terremotos y otras tragedias no son un castigo divino, pero nos mueven a pensar que la ciencia y la técnica por sí solas no nos salvarán". Después de la homilía el Papa realizó un gesto de penitencia al arrodillarse delante de la cruz colocada de frente al altar como un signo de penitencia.
Por la noche el Papa presidió el tradicional viacrucis en el Coliseo Romano. Al acto asistieron miles de personas con velas encendidas que seguían con devoción este evento. La cruz que recorrió varios puntos del Coliseo fue cargada por varias personas, por ejemplo el Cardenal Vicario de Roma, Agostino Vallini, una familia de Etiopía, una joven egipcia y dos franciscanos que viven en Tierra Santa, entre otros. Las meditaciones del viacrucis fueron preparadas por la monja Maria Rita Piccione que pertenece a la Orden de San Agustín de los Cuatro Coronados.
Al final el Papa dirigió un breve mensaje en el que señaló: "La Cruz nos habla de la fe en el poder de este amor, a creer que en cada situación de nuestra vida, de la historia, del mundo, Dios es capaz de vencer la muerte, el pecado, el mal, y darnos una vida nueva, resucitada. En la muerte en cruz del Hijo de Dios, está el germen de una nueva esperanza de vida, como el grano que muere dentro de la tierra."
Mensaje de su Santidad Benedicto XVI