Vuelo papal de Roma a Madrid. 18 de agosto de 2011. El Papa Benedicto XVI respondió a cuatro preguntas que le formularon los periodistas durante el trayecto que lo llevaba del aeropuerto de Roma Fiumicino al de Madrid Barajas (foto). En su alocución el pontífice dijo que la Jornada Mundial de la Juventud es “una señal, una cascada de luz” en la cual se percibe “la visibilidad en la fe, la presencia de Dios en el mundo, que alienta a ser creyente”. En la JMJ se crean “redes de fe” que muestran lo “bello de vivir en la amistad universal”, en estos eventos “nace una red universal de amistad”.
A la pregunta sobre los problemas sociales en la Gran Bretaña y otros asuntos económicos en Europa Benedicto XVI señaló que la “economía no funciona sólo con una auto regulación mercantil, sino que necesita una razón ética para funcionar” al servicio del hombre, de manera que éste se convierta en el centro de la economía. El pontífice exhortó a una responsabilidad hacia los demás, con la propia nación, con el mundo para el futuro, a fin de proteger el planeta. “La Iglesia abre la capacidad a renunciar a la mentalidad del máximo provecho”.
Sobre la conexión entre “verdad e intolerancia”, “monoteísmo e incapacidad de diálogo”, Benedicto XVI señaló que eso no es correcto y que en el pasado hubo abusos y errores. Pero la realidad es diversa pues la verdad es accesible sólo en la libertad. “Se podría imponer con violencia comportamientos”, pero no la verdad. Verdad y libertad van de la mano, y se debe buscar la libertad. No queremos la mentira, sólo los verdaderos valores llevan al futuro y “es necesario buscar los valores buenos”. La verdad implica “dialogar, buscar conocer mejor, entender mejor”.
Finalmente sobre los frutos de la Jornada Mundial de la Juventud Benedicto XVI indicó que se trata “como la semilla que el Señor planta sobre la tierra”, algo cae entre espinas y se pierde, “así sucede con la JMJ, pero esto es humano”. Sin embargo esta semilla puede ser “como un grano de mostaza que crece y se convierte en un gran árbol”. Al respecto dijo que “no podemos decir que a partir de mañana recomienza un gran crecimiento de la Iglesia”, sino que es como una semilla que crece en silencio”.