5 de junio de 2011

"El comunismo no pudo doblegar a la Iglesia" dice Benedicto XVI

5 de junio. Benedicto XVI presidió por la tarde de hoy las vísperas solemnes en la Catedral de Zagreb, en donde se encuentra el cuerpo del Beato croata Alojzije Stepinac. Ante cientos de obispos, clérigos y seminaristas, reunidos en el recinto, el Papa habló del beato mártir que vivió durante la época comunista en el país balcánico. El pontífice añadió que aún a pesar de los ataques del comunismo, éste no pudo doblegar a la Iglesia. Citando al beato, Benedicto XVI hizo un llamado a los clérigos de hoy a no ser mediocres en las cuestiones de la fe. Aquí algunos extractos de la homilía.

"El Beato Alojzije Stepinac ha respondido con su sacerdocio, con el episcopado, con el sacrificio de su vida: un único «sí» unido al de Cristo. Su martirio indica el culmen de las violencias cometidas contra la Iglesia durante el terrible periodo de la persecución comunista. Los católicos croatas, y el clero en particular, fueron objeto de vejaciones y abusos sistemáticos, que pretendían destruir la Iglesia católica, comenzando por su más alta Autoridad local. Aquel tiempo especialmente duro se caracterizó por una generación de obispos, sacerdotes y religiosos dispuestos a morir por no traicionar a Cristo, a la Iglesia y al Papa. La gente ha visto que los sacerdotes nunca han perdido la fe, la esperanza, la caridad, y así han permanecido siempre unidos. Esta unidad explica lo que humanamente es incomprensible: que un régimen tan duro no haya podido doblegar a la Iglesia".

"Queridos Hermanos, la adhesión a Cristo significa «guardar» su palabra en toda circunstancia (cf. Jn 14,23). A este respecto, el Beato Cardenal Stepinac se expresaba así: «Uno de los mayores males de nuestro tiempo es la mediocridad en las cuestiones de fe. No nos hagamos ilusiones… O somos católicos o no lo somos. Si lo somos, es preciso que se manifieste en todos los campos de nuestra vida» (Homilía en la Solemnidad de san Pedro y san Pablo, 29 junio 1943). La enseñanza moral de la Iglesia, que hoy frecuentemente no es entendida, no se puede desvincular del Evangelio. Corresponde precisamente a los Pastores proponerlo autorizadamente a los fieles, para ayudarlos a valorar sus responsabilidades personales, la armonía entre sus decisiones y las exigencias de la fe. De este modo, se avanzará en ese «cambio cultural» necesario para promover una cultura de la vida y una sociedad a medida del hombre".