7 de noviembre de 2010

Primer día en Santiago de Compostela. El Papa pide a Europa abrise a Dios y defender la vida


Durante su primer día, el Papa acudió a la Catedral donde se encuentran los restos de Santiago. Al entrar a la Catedral el Papa rezó ante la tumba del Apóstol y después como todos los peregrinos abrazó la estatua de Santiago, sobre esto el pontífice indicó: "La Iglesia es ese abrazo de Dios en el que los hombres aprenden también a abrazar a sus hermanos, descubriendo en ellos la imagen y semejanza divina, que constituye la verdad más profunda de su ser, y que es origen de la genuina libertad." Durante su alocución también dijo que "entre verdad y libertad hay una relación estrecha y necesaria. La búsqueda honesta de la verdad, la aspiración a ella, es la condición para una auténtica libertad. No se puede vivir una sin otra". Al final, el Santo Padre colocó incienso en el gigantesco "botafumeiro"

Por la tarde celebró la Santa Misa en la Plaza del Obradoiro ante más de seis mil personas. En su homilía Benedicto XVI invitó a seguir el ejemplo de los Apóstoles e imitar a San Pablo, conociendo al Señor cada día más y dando un testimonio claro y valiente de su Evangelio: "Para los discípulos que quieren seguir e imitar a Cristo, el servir a los hermanos ya no es una mera opción, sino parte esencial de su ser".

El Papa retomó el tema del secularismo agresivo de esta forma: "Es una tragedia que en Europa, sobre todo en el siglo XIX, se afirmase y divulgase la convicción de que Dios es el antagonista del hombre y el enemigo de su libertad... ¿Cómo es posible que se haya hecho silencio público sobre la realidad primera y esencial de la vida humana?... es necesario que Dios vuelva a resonar gozosamente bajo los cielos de Europa... Europa ha de abrirse a Dios, salir a su encuentro sin miedo, trabajar con su gracia por aquella dignidad del hombre que habían descubierto las mejores tradiciones".

En una Europa en donde en muchos países la vida del más indefenso corre peligro, el Papa alzó la voz, y dijo: "Dejadme que proclame desde aquí la gloria del hombre, que advierta de las amenazas a su dignidad por el expolio de sus valores y riquezas originarios, por la marginación o la muerte infligidas a los más débiles y pobres".

Por la noche el Papa se trasladó a Barcelona donde pernoctó.

(Foto: Conferencia Episcopal Española)